Imagina una empresa en la que el departamento de ventas esté peleado con el de producción y nunca se pongan de acuerdo. Imagínate al departamento de producción que fabrica lo que quiere porque se lleva mal con los de oficina técnica. Imagina una dirección que no quiere saber nada de sus empleados y no para de criticarlos en público cada vez que encuentra ocasión. Imagina una empresa en la que las distintas áreas dicen querer lo mejor para la empresa pero se centran cada día más en los que los diferencia que en los que le une. Estaremos de acuerdo en que el resultado será un caos.
Imagina ahora a los jugadores de un equipo de fútbol. El delantero no se lleva bien con su lateral, por lo que cada vez que este le pasa la pelota el delantero mira a otro lado o se la echa al contrario. Imagína al portero insultando a sus defensas y estos dejando pasar al contrario y que se fastidie el portero. Sin duda el resultado sería un caso.
Y ahora imagínate un gobierno de la Nación, Autonomía, Diputación o Ayuntamiento. Todos los partidos, los políticos, los funcionarios ¿trabajan en la misma dirección?
El siglo XXI no puede seguir el modelo decimonónico. Si Carrillo pudo dialogar con Fraga. Si Raúl Castro ha podido estrechar la mano a Obama. Si Alemania se reúne con Francia… ¿no es posible que los políticos españoles sean capaces de dejar el juego mediocre y eleven sus miras con sensatez?
Quizás en estas municipales deberían plantearse los partidos y sus concejales trabajar más en ponerse de acuerdo (que es el camino del trabajo duro) que en ponerse palos a las ruedas unos a otros.
Lo pido humildemente como ciudadano y pagador de impuestos. Porfi.