En esta última semana me he quedado asombrado como personas normales han mostrado un rostro que no me esperaba. De pacíficos ciudadanos a exaltados radicales anti-catolicismo. No han sido las típicas bromas sobre el Papa, sobre Dios,…han sido ataques sin ningún respeto, incluso con blasfemias y expresiones probablemente delictivas.
¿Somos conscientes de lo que ha sucedido?¿Somos conscientes al grado de violencia (de momento) verbal al que se ha llegado?
Cuando hace apenas un mes el asesino ultraderechista de Noruega asesinó a casi 80 personas, todos nos asombramos y lo condenamos, pero ese sujeto nació de una radicalización de mensajes ultras, en su caso justificándose en la religión.
El partido ultraderechista noruego se hizo el asombrado y para nada asumió que sus mensajes radicales pudieran haber engendrado a un monstruo así.
¿Somos conscientes que se ha generado un clima que podría permitir que alguien se sintiera el salvador del laicismo y hubiera agresiones planificadas? ¿cuántos se alegrarían? ¿Cuántos lo condenarían?
¿Qué modelo de sociedad hemos construido para que esto pueda suceder? ¿esta violencia afortunadamente verbal se aplicará a otras religiones con la misma contundencia? ¿Debemos tanto los católicos como los de cualquier otra religión escondernos para que una minoría no nos agreda?
P.D. Sobra decir que por supuesto las críticas, discrepancias y las opiniones desde el respeto y la tolerancia, son admisibles. Estaría bueno que en un país democrático la gente no pudiera opinar.