Cuando se inicia el proceso de certificación Halal, posiblemente lo que más tiempo consuma sea el cumplimentar toda la documentación requerida. Y no por que se requieran de documentos extraños, sino porque implica justificar documentalmente todos los procesos, materias primas, productos que se usan en distintas aplicaciones como por ejemplo envases o de limpieza.
No difiere de una certificación ISO y seguramente aquellas empresas que ya dispongan de la ISO9001 tarden mucho menos en recabar la información necesaria. En ambos casos, es como hacer una «limpieza general», revisar todo lo que hacemos y buscar todos los documentos. A veces se descubre que determinados procesos son controlados y muy conocidos por determinadas personas de la organización pero que la dirección desconoce. Suele escucharse frases del tipo «Ah, pero eso ¿lo hacemos así?», «Desde cuándo se hace o usa eso?». Por ello, la certificación ISO, Halal u cualesquiera sirve para ponerse al día en todo lo que se hace.
Quizás lo que difiera en la certificación Halal sea que se debe evaluar si todos los procesos son susceptibles de mantenerse igual o si es necesario una modificación. Es el caso de industria alimentaria que por ejemplo usan productos procedentes del cerdo, lo que obliga a tener muy bien diferenciado los procesos de producción para que no exista siquiera la contaminación cruzada. También determinada materia prima, algunos famosos E-xxx, pueden no estar permitidos por lo que su sustitución o eliminación es compleja, requiriendo el diseño de un nuevo producto específico si no se encuentra un equivalente autorizado.
En restaurantes u hoteles, algunos productos de limpieza pueden no cumplir los requisitos al contener por ejemplo alcohol. En la cocina se añade la dificultad de tener que diferenciar los platos halal de los que no son. Habrá que elegir en algunos casos si eliminar todos aquellos productos no autorizados. Puede parecer que no son fáciles estos cambios, y le doy la razón: obliga a repensar, rediseñar o reorientar parte o todo el negocio. Ello no supone que perdamos todos nuestros clientes habituales. Sin duda, un restaurante que no sirva alcohol pero en su lugar bebidas originales bien maridadas con productos que no contengan derivados del cerdo, pueda ser una excelente idea que siga atrayendo a los clientes de siempre e incluso a nuevos.
En cualquier caso, la clave es involucrar al mayor número de directivos, socios y empleados en el enfoque estratégico y en el compromiso de honestidad halal.