Me voy a adentrar en un tema polémico sin duda, pero después de leer miles de tuits sobre opiniones diversas en 140c creo que necesito dar la mía pero algo más extensa. No es que diga nada del otro mundo, pero como tengo tiempo, allá voy.
Sin duda el paro es el principal problema de España, tanto por sus consecuencias económicas como sociales. La tasa de jóvenes sin haber tenido su primer empleo es dramática porque pasan los años y crece aún más el número.
Si enfocamos a parados de más de 50 años el drama se incrementa, la probabilidad de volver a encontrar un empleo es muy baja por la amplia oferta de mano de obra más joven.
Por ello no basta aplicar las medidas de siempre que no han logrado apenas cambiar la tendencia de creación de empleo a corto plazo en épocas anteriores.
Los sindicatos y partidos de izquierdas se quejan del empleo precario, de los bajos sueldos. La derecha gobernante se limita a aplicar medidas tibias que no satisfacen a ninguna de las partes. Los empresarios – el 95,7% de las empresas españolas son de menos de 10 empleados, el 99,8% son menores de 250 empleados – sufren en su mayoría el corsé que la ley les impone en materia laboral y fiscal.
Por mi experiencia profesional, la mayoría de esos empresarios que generan el 68% de los empleos se han visto obligados a reducir sus plantillas para reducir costes. Ello implica la obligación de tener que indemnizar los despidos, provoca que muchos prefieran incluso soportar pérdidas al no disponer de liquidez para esas indemnizaciones. Tengamos en cuenta que si a nosotros nos viniera una situación no prevista de repente (como una multa) podríamos no tener los fondos necesarios para hacer frente. En el caso de muchos empresarios la crisis le ha supuesto algo similar: caída de ventas sin haber podido disponer de liquidez.
No pretendo en este caso abordar un análisis desde mi opinión de las causas de la mala situación de muchas empresas, de la responsabilidad de los empresarios en la mala dirección de sus negocios, o de su falta de previsión o preparación. Sólo dar mi opinión acerca de la dificultad de crear empleo, que hasta el momento, son las pymes las que tienen esa capacidad.
Como decía, la difícil situación de estas pymes a la hora de despedir empleados, sí, difícil para muchos, porque tanto como me decía un empresario : «yo no gano despidiendo empleados, gano cuando contrato porque es señal de que me va bien», como por el impacto económico que representa, provoca que ahora que puede que les vaya mejor, se resistan a contratar.
¿A cuantos ciudadanos hemos oído decir que después de como se han portado los bancos, va a tratar de no volver a entramparse con ellos? Una mala experiencia produce cierta prevención.
No cuestiono que el trabajador tenga derecho a indemnización, ojo. Pero si el empresario ha despedido e indemnizado, a la hora de volver a contratar se lo piense mucho. Y eso afecta a la disminución del paro. E incluso a la mejor marcha de la empresa, ya que los servicios lo darán seguramente menos empleados que la calidad exigiría.
Por tanto, está muy bien exigir altos sueldos, empleo estable, etc pero todo eso al empresario español le representa hoy más que nunca un rechazo a la vista de la experiencia vivida. Y por eso se retraen en la contratación con sueldos ya no altos sino razonables, ni con contratos estables porque implicaría indemnizaciones en caso de despidos.
Durante unos meses del peor momento de la crisis se vio un modelo alternativo denominado Modelo Austríaco, consistente en cotizar tanto por parte de la empresa como por el empleado de un porcentaje que se capitalizaba a favor del empleado. Cuantos más años trabajara, más «ahorraba» el empleado. En caso de despido, el empresario no tenía que pagar esa indemnización o al menos no tan alta como los mínimos 20 días, sino que el capital acumulado podía ser usado por el empleado, o si lo prefería seguir intacto. Al final de sus años de trabajo, en el momento de su jubilación, ese capital podía ser usado por parte del empleado como si fuera un plan privado de ahorro. Todos salían ganando.
En la actualidad ambas partes cotizan un dinero para la supuesta formación, que gestionan finalmente sindicatos y patronales, que han generado tantos malos usos, e incluso una hiperinflación de los precios de cursos. Bastaría con cambiar el destino de esos importes a este otro fin.
Desde mi punto de vista, desconozco los motivos por lo que esta solución que funciona en Austria hace años, no se ha querido crear para los nuevos contratos. El obstáculo, el escalón que retrae a las pymes a contratar por miedo a los costes de posibles despidos se vería minimizado, la conflictividad en la negociación de los días de indemnización por despido desaparecería.
Aplicar una medida así, o al menos debatirla en el Parlamento, sí sería buscar cambios reales positivos para todos.
Perfil de la pyme española 2014 http://www.ipyme.org/Publicaciones/Retrato_PYME_2014.pdf
EUROPAPRESS : El IESE aboga por adaptar el modelo austriaco a España para complementar las pensiones públicas http://www.europapress.es/economia/laboral-00346/noticia-economia-laboral-iese-aboga-adaptar-modelo-austriaco-espana-complementar-pensiones-publicas-20131217151225.html
El País : El modelo austriaco de despido y la reforma laboral en España http://economia.elpais.com/economia/2010/06/03/actualidad/1275550373_850215.html