En multitud de ocasiones cuando reflexiono con algún empresario sobre su situación, sus problemas, enfoque y estrategia, pongo por delante ideas o planteamientos para ver cómo responden.
Me sorprende que en la mayoría de los casos empiezan con un NO : «no funcionará», «no sería aplicable», «no creo que sirva», etc. Sin embargo aunque pudiera parecer que he formulado preguntas absurdas que se merecerían no solo un NO sino un «pero qué me dices chaval», una vez que analizamos más la idea, el resultado suele ser la mayoría de las veces: «en realidad no sé cómo hacerlo», «no lo he probado», «no se me había ocurrido», «sería genial pero no tengo tiempo»,…
Deberíamos reflexionar sobre la multitud de veces que empezamos una frase con un NO, de forma negativa. ¿Cuántas veces habremos impedido profundizar en los motivos reales por esa negación?
Por más que lo intento entender, a la única conclusión a la que llego, es que la mayoría de las veces negamos ideas por que nos da miedo salir de la zona de confort, nos negamos a tener que realizar una acción, buscamos la mayoría de las veces no hacer nada.
Propongo que desterremos el uso del NO y variaciones en nuestras expresiones.
¿Pensáis que os afectará de forma positiva?